domingo, 25 de septiembre de 2011

Cuencos Tibetanos


Origen e historia de la terapia del sonido con cuencos tibetanos
 Según el gran maestro bodhisattva tibetano Gwalwa Karmaza, los cuencos cantores del Tíbet emiten el sonido del vacío, que es el sonido del universo manifestándose. Son el símbolo de lo incognoscible y como aleación datan de la época del buddha histórico, Shakyamuni (560 - 480 a C.)
Los orígenes de los cuencos tibetanos y su historia detallada se pierden en el pasado lejano y seguramente es un regalo de la religión chamánica Bon, que existía en el Tíbet varios siglos antes de la llegada del budismo.
Tradicionalmente los cuencos tibetanos se utilizaban para la meditación y la sanación en los monasterios de monjes.
Los cuencos tibetanos están compuestos por una aleación de siete metales: plata, oro, mercurio, estaño, plomo, cobre y hierro y forjados de forma artesanal.
Actúa como fuente de energía para todo el cuerpo.
Afloja y libera tensiones musculares.
Expande e intensifica el cuerpo áurico, que actúa como defensa energética.
Aumenta en general las defensas del organismo y brinda paz interior.
Trabaja sobre el equilibrio entre ambos hemisferios cerebrales, resultando ideal para personas con estrés mental.
Su práctica regular ayuda a la reafirmación personal y favorece una mejor relación con el entorno.


¿En qué se basa la terapia del sonido con cuencos tibetanos?
 Toda terapia basada en el sonido, se basa en el principio de resonancia, por el cual una vibración más intensa y armónica contagia a otra más débil, disonante o no saludable.
El principio de resonancia designa la capacidad que tiene la vibración de llegar más allá, a través de las ondas vibratorias y provocar una vibración similar en otro cuerpo. Es decir es la capacidad que tiene una frecuencia de modificar a otra frecuencia.
Además el sonido modifica nuestras ondas cerebrales, ayudándonos a entrar en otros niveles de conciencia, donde son posibles los estados de sanación espontánea y estados místicos, haciéndonos más receptivos a la auto-sanación.
Los cuencos son instrumentos hechos especialmente para que al frotarlos o golpearlos como campanas produzca sonidos que se llaman armónicos, que son vibraciones complejas que por resonancia, activan, armoniza y complementan nuestras vibraciones desarmónicas. La sensación es de elevación, placer relajación y armonía.


¿En qué nos puede ayudar la terapia con cuencos tibetanos?

 Los cuencos tibetanos son instrumentos de curación, sanación, relajación y meditación, ayudándonos a establecer una vibración saludable en todo nuestro organismo, tanto a nivel físico, mental o psicológico, emocional y espiritualmente.
Son un medio maravilloso para equilibrar los chackras y cambiar la conciencia desde un estado alterado de ansiedad y estrés hacia un estado de paz, relajación y serenidad, induciendo estados de sanación espontánea y estados místicos y elevando nuestra frecuencia vibratoria.
Las personas que han experimentado un masaje sónico con cuencos tibetanos experimentan grandes cambios, mayor claridad mental, aumento de la creatividad, mayor concentración, mayor visión de futuro y una gran sensación de paz. El resultado es un individuo más productivo, más centrado, más feliz, más sereno, más equilibrado, más en paz consigo mismo.
Existe un espacio de paz en nuestro interior y los cuencos tibetanos nos ayudan a entrar en él, nos ayudan a resonar con nuestra verdadera conciencia o yo superior y con ese sentimiento de paz y serenidad que todos llevamos dentro.
A nivel físico se utilizan en la curación de cualquier enfermedad; para recargar nuestro sistema energético, para aliviar el sufrimiento y el dolor (incluye el dolor emocional), para eliminar inflamaciones, para estados de ansiedad, angustia, estrés, depresión, tristeza, insomnio, hiperactividad.
Hace que los sistemas biológicos funcionen con más homeostasis; calma la mente y con ello el cuerpo y tiene efectos emocionales que influyen en los neuro-transmisores y los neuro-receptores, que a su vez ayudarán a regular el sistema inmunitario, el sanador que llevamos dentro.



No hay comentarios:

Publicar un comentario